La cal, óxido de calcio, es un producto
de color blanco, cáustico y alcalino. Se obtiene calcinando caliza, una roca
compuesta principalmente por carbonato cálcico (CO3CA) en unos
hornos llamados caleras de acuerdo con la siguiente reacción:
CO3Ca +
calor → CAO + CO2
La alta temperatura del horno
asegura la descarbonatación. En este proceso la piedra caliza pierde el 44 por
ciento de peso por el desprendimiento del anhídrido carbónico. El producto que
sale del horno se llama cal viva o cal anhidra (CA O). La cal viva al contacto
con el agua se apaga, hinchándose con desprendimiento de calor. Se transforma
en hidróxido de calcio [CA (OH)2] y de las numerosas aplicaciones
que tiene recogemos las siguientes:
-
En la
agricultura se emplea como fungicida mezclándose con el sulfato de cobre con el
que se obtiene “caldo Bordolés” para sulfatar las viñas en el tratamiento
contra el mildeu;
-
Con la
lechada de cal (cal apagada con exceso de agua) se enjalbegan las fachadas de
las casas una vez año (vísperas de las fiestas) y los viejos olmos de los
parques y paseos para prevenir hongos que atacan su vitalidad. También se
deposita en las fosas donde se han enterrado animales muertos.
-
Era un
producto básico en la construcción. Mezclada la cal con agua y arena se obtiene
una masa pastosa, la argamasa o mortero. De fácil aplicación y por la gran
adherencia a los materiales de construcción (piedras) le da una fuerte ligazón
y una gran impermeabilidad por la escasa tendencia al agrietamiento.
Las caleras eran unos hornos de base
circular. Se localizaban al pie de las sierras que circundan el pueblo, donde
es abundante la piedra caliza y la leña. Tenemos registradas algunas en el
Cerro Pelado (Loma del Panadero), sierra de la Avicuerca (Senda de los
Caballeros y Punta de la Sierra) y en Peña lisa.
La última calera que elaboró cal se
construyó junto al Centro Escolar en el año 1958. Los caleros procedían de las
Casas de Pradas,los mejores caleros de la comarca. Los vecinos colaboraron transportando con sus carros la piedra
y la leña desde la Sierra.También eran de Casas de Pradas los caleros que elaboraron para la construcción de las escuelas a principios del siglo XX. Hoy es el edificio del Ayuntamiento.
Los antiguos caleros fuenterrobleños eran jornaleros que
se dedicaban a esta actividad para no estar ociosos en periodos de paro
estacional y así obtener ingresos para la subsistencia. Formaban cuadrilla de
cuatro a seis personas y trabajaban ininterrumpidamente por turnos día y noche.
Primeramente tenían que arrancar la
piedra con la picarcha y el barrón. Si eran de grandes dimensiones la
fragmentaban con la almádena. La piedra próxima a la calera la transportaban
con espuertas y la más alejada con alguna caballería provista de un serón. No se
podían utilizar los carros ya que las únicas vías que hay en la Sierra son
caminos de herradura.
Antes de empezar a calcinar la piedra
tenían que preparar una considerable cantidad de leña ya que el horno había de
permanecer encendido día y moche durante varias jornadas. Era necesario
alimentar la calera constantemente para mantener temperatura alta y no malograr
la producción.
La leña empleada era romero, aliaga y
otros arbustos como la mata parda o la mata rubia (coscoja). No quemaban pinos
ni carrascas propiedad de los labradores, pero consentían la utilización de los
arbustos porque limpiaban de maleza el bosque, evitando los peligros de
incendio.
Cuando la piedra estaba calcinada, lo
que se notaba por el color blanco del humo, se dejaba enfriar el horno y con
las caballerías provistas de serones llevaban la cal al pueblo.
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