LA CALLE VALENCIA
Hubo un tiempo, a mediados
del siglo XX, cuando la calle Valencia era la primera y principal de
Fuenterrobles y podía compararse con las calles Real y Santa María de Utiel.
Aquí estaba la droguería de
Miguel; enfrente la tía Juliana vendía leche de cabra del rebaño de los
Márquez; casi esquina con esta calle, aunque en calle de las huertas estaba el
salón de baile del tío Carlillos que más tarde fue cuartel de la guardia civil; la barbería del tío Aquilino; el horno de pan cocer y despacho de pan de la
Victoria y Antonio; la tienda de ultramarinos y comestibles del tío Emiliano;
enfrente vivió el tío Teodoro el guardia con cuatro hijas costureras; más tarde estaban los recreativos de Antonío donde se jugaba a la cuarenta y
una; también, había dos camiseras, la tía Teodora que era partera y la tía
Fulgencia, igualmente hacían calzoncillos; la peluquería de señoras de la Reme;
el Ayuntamiento y la Iglesia y frente a la casa consistorial el taller de
bicicletas de José Viana que después fue una sastrería; el despacho de frutas,
verduras y hortalizas de la tía Juliana que también era la ordinaria de
Fuenterrobles a Valencia y esquina con la Puerta del capitán el salón de baile del tío Pichules que había
sido local de cine mudo y luego del baile fue bar de Fran y su hermana Mari. Al
salir de la calle Valencia te encontrabas con el café del tío Jacinto y la
zapatería del tío Ángel Olivares (el tío bobal). El rótulo de la calle estaba en la fachada del mediodía del local de la falange que más tarde sería la sede de la Hermandad Sindical de Labradores y Ganadores.
Las noches de verano había
hasta tres tertulias “a la fresca” y era paso obligado para la Fuente del
concejo, y para ir al campo del futbol cuando éramos pobres y no teníamos
coches.
De todas entrañables
personas que conocí, y fueron muchas, solo quedan Pepe y Concha. Era una calle
ejemplo de convivencia.
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Vecinos de la calle Valencia en una celebración. Circa 1960
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