LOS OVILLOS DE TRAMA Y EL BARQUERO CARONTE
Mañana por la noche, la
Agrupación Amigos de Fuenterrobles en colaboración con el grupo de teatro local
“Kiko-Pirata” y el Ayuntamiento de Fuenterrobles rememorará la leyenda de los
ovillos de trama, que en la Noche de Difuntos mientras doblaban las campanas
recorrían las calles del pueblo llevándose al inframundo de los muertos a todos
los osados que se atrevían a salir a la calle.
Esta leyenda genuinamente
fuenterrobleña, ya que no se recoge en ningún
otro pueblo, se puede leer en el libro recientemente publicado de
Fernando Moya “Anecdotario y relatos de la tradición oral de Fuenterrobles”.
Libro imprescindible en casa de cualquier fuenterrobleño de nacimiento o de
corazón.
Cuando termine el acto y
volváis a vuestras casas mirad de soslayo hacia atrás y si vislumbráis algún
ovillo corred, corred, corred y que os de tiempo de llegar a vuestras casas.
Pensad que todas las leyendas tienen un trasfondo real.
Y si alguno con sangre fría se atreve a hacer alguna foto desde el otro lado de la ventana, le agradecería que me la enviase, que como sabéis, yo recojo todo lo relacionado con Fuenterrobles.
Al hilo de esta leyenda me
viene a la memoria otra leyenda de almas errantes. Es una leyenda griega que
luego pasó a Roma. Dice que las sombras de los difuntos debían llegar al
inframundo de los muertos cruzando el río Aqueonte. Para ello contaban con la
ayuda de Caronte, un viejo barquero que por el tránsito cobraba lo que hoy
llamaríamos peaje y en la antigüedad óbolo (una moneda de plata)..
Caronte. Ilustración de Gustavo Doré praa la Divina Comedia de Dante.
Por ello, a los difuntos les
colocaban una moneda debajo de la lengua. Los pobres que no tenían ni un triste
maravedí debían vagar por la ribera del río durante cien años. Pasado este
corto periodo de tiempo (¡qué son cien años para la eternidad!) Caronte, a
regañadientes, los pasaba gratuitamente.
En la puerta del inframundo
de los muertos, un guardián llamado Cancerbero vigilaba para que las sombras de
muertos no se escapasen, al tiempo, que no dejaba entrar a los vivos. Sin
embargo, se dice que dos vivos consiguieron entrar y salir. Otros dicen que
fueron tres los vivos que entraron, pero también hay quien comenta que esto es
una leyenda y que ningún vivo consiguió entrar y mucho menos salir de aquel
inframundo. Con el Cancerbero pocas bromas que era un perro con tres cabezas,
siendo su cola una serpiente.
Como final, diré que los
aficionados al fútbol habrán escuchado en más de una ocasión como los locutores
se refieren al portero como “el cancerbero”, es decir, el guardián de la
portería. Pues, de esta leyenda, que como todas tiene un trasfondo real, le
viene el nombre.