Canto del mayo nuevo y danzas en la era
ROMERÍA A LA CUEVA SANTA DEL CABRIEL
En el año 2015 un viajero maduro llegó a Fuenterrobles
para hacer la romería a la cueva santa del Cabriel. Éstas son sus impresiones:
El autor del texto es Santiago Cremades Devesa
NOTA PREVIA:
los textos entrecomillados han sido tomados prestados
del libro
AL PIE DE LA SIERRA DE LA AVICUERCA
de Francisco Arroyo Martínez
I: LA TIERRA
FUENTERROBLES
es un pueblo de Castilla La Mancha situado en la Comunidad Valenciana por
decreto gubernamental que deshizo la España de los reinos del Antiguo Régimen
Absolutista e inicio la división provincial de España que, con algunas
variaciones, ha llegado hasta nuestros días, recuperándose la división por
reinos, hoy como autonomías, que lejos de procurar la unidad de España, como
acontece en Francia, ha logrado que "los españoles" sean un concepto
extraño para los españoles aunque común para los extranjeros.
Es un
pueblo que pertenece a la Comarca de Utiel-Requena, provincia de Valencia, con
una superficie de 50 kilómetros cuadrados, tradicionalmente agrícola, y en la
actualidad muy desarrollada en cuanto a granjas de cerdos y pollos; dispone de
restos de un poblado ibérico en el Cerro de La Peladilla y de un telégrafo
óptico en la Sierra de La Avicuerca o Bicuerca, así como la Iglesia Parroquial
de Santiago Apóstol de 1757, sus fiestas son "Los santillos de la
piedra" en agosto, la "candelaria" en febrero y "los
mayos" del 30 de abril.
El pueblo,
que queda ubicado en una zona semi-verde al norte del Sabinar y oeste de La
Bicuerca, se sitúa centrado en una especie de valle entre Camporobles al norte,
La Sierra de Bicuerca al este, la acequia Madre al sur y oeste, continuada, ya
fuera del término, por el macizo de Alahud al oeste y dentro de la Serranía
Baja de Cuenca, ocupando una cota de nivel de 882 metros sobre Alicante, que es
de las bajas del término. La parcelación de la tierra es elevada y muy
repartida, siendo inexistentes las grandes fincas, con arbolado de olivos,
algunos almendros y productos de secano como cereales, disponiendo de diversas
fuentes de agua.
II: ROMERÍA A LA CUEVA SANTA DEL
CABRIEL
El primer
domingo de mayo los fuenterrobleños celebran una romería a la Cueva Santa.
Destaca, en primer lugar, que dicho peregrinaje tiene su destino fuera de la
Comunidad Valenciana y, por tanto, fuera del término de Fuenterrobles; no
sabemos si hay otro caso igual en el mundo, pero de momento tal heroicidad se
la tenemos que atribuir a los fuenterrobleños.
Técnicamente el viaje se inicia en la plaza del pueblo; y allí se podría
cantar... "a la romería me dices que vas. Que la Cueva Santa no te haga
mal", más como en toda romería el inicio es algo personal. Son 15 km. de
ida; lo mejor es coger el vehículo de cuatro ruedas. Sale el Viajero Maduro
desde el Km.5 de la CV-467 que está en el Lavadero, al oeste del pueblo, y
apenas unos metros se ve a la derecha el inicio de un camino carretero, llamado
de la Casa Nueva, que tomamos; es una pista ancha, de suelo blanco y
polvoriento, de unos tres kilómetros. Hemos dejado a la derecha, a unos 250
metros, el Chopo del Regajo, mientras vemos docenas de granjas de pollos y
cerdos a derecha y a izquierda en un tramo de algo más de 500 metros, de forma
que una vez pasado el cruce hacia La Roedera se abre ante nosotros una tierra
blanca de verde plantada, olivos primero, vides y cereales; sin duda, el agua no
falta. Una vez en La Casa Nueva dejamos el término de Fuenterrobles y ya
estamos en Castilla La Mancha, y recorrido un kilómetro más llegamos a CV-474 a
la altura del Km.8, que tomamos hasta pasar el Km.10, girando a la izquierda
para tomar el Camino de Las Veletas durante 2.300 metros, con dirección sur.
Curiosamente estamos en una romería, más nadie camina; 11 jinetes vemos montados en sus caballerías, sigue
siendo la tierra blanca a nuestra izquierda, y a la derecha El Cerro de Las
Cabezas llena de verdor arbolado nuestra vista. Dejamos a la izquierda La Casa
de Las Veletas, en ruinas, que estuvo habitada por un matrimonio de ancianos
que de su pozo agua ofrecía a los romeros de hace algunos años, cuando la romería
a píe se hacía.
Llegamos en
esto a un cruce de tres caminos, vemos que ya han cuajado los ababoles, y
tomamos el de la derecha, entramos en La Hoya de la Horza sin apenas apreciar
que solo desde Fuenterrobles algo más de treinta metros hemos subido. El
paisaje se forma a cuadros, olivos y algunas vides nos acompañan a lo largo de
1,5 Km., mientras bordeamos El Cerro de Las Cabezas que a más de mil metros se
eleva, y vemos al frente la frondosa capa de pinos que forma el Lalabú con sus
1007 metros de altura. ¡Que silencio reina!... "se visten las tiernas
flores con el manto cristalino que el relente va bordeando sobre los campos
heridos". Huele a fresco y agradable mientras tuerce el camino carretero,
que se estrecha, a la izquierda, de modo que a algo más de trescientos metros,
y tras dejar un barbecho, surge La Casa Alahud y el Pozo Lejío casi a un mismo
tiempo; hemos dejado atrás el secano de los labradores
Hemos llegado
a destino; hemos hecho en coche 12,0 Km., y no queda otro camino que hacer el
camino de romero vestido, que son 3,0 Km. lo que a las piernas les toca andar
por la Serranía Baja de Cuenca. Nos espera un primer tramo de 500 metros que,
aunque zigagea dos veces, porta sentido sureste, y al tomarlo advertimos que no
todos los romeros hacen de sus pies el vehículo del camino, pues sigue siendo
carretero y para los coches, de uso, que el cruce siguiente trazan sus ruedas a
la derecha mientras seguimos nosotros de frente. Ahora si que sabe a romería,
aunque Miguel ya no venga "pero trazó el camino que debemos proseguir
amigos y convecinos", y subiendo lentamente hacemos de la senda, entre
pinos, espesuras y contrastes, un andar que nos lleva a lo más alto de la vía
pues estamos a 935 metros sobre Alicante, donde vemos, a la vera, como un mozo
se agacha mientras ella espera.
Estamos en
El Castillete, nuestra vista al noreste, y mientras les adelantamos "dale
el mozo un ramo de romero que sabe a gozo a la muchacha" que le está
mirando. Más empezamos a bajar, pareciendo que nos alejemos del cielo que esta
de azul pintado y sin nube alguna relleno. Huele bien, a limpio, estilizados
pinos forman al margen del camino que es ahora, en realidad, dos sendas
separadas por una interminable hilera de arbustos verdes y diminutos; aumenta
el silencio, solo a nosotros nos oímos, mientras recorremos los mil metros de
este senderismo que nos lleva, casi sin darnos cuenta, al Barranco De Los
Hornos, punto en el cual tenemos que ceder el paso a varios vehículos que nos
atacan por la derecha, de modo que somos vencidos e iniciamos una leve
pendiente de 200 metros, punto en el cual pasamos a caminar dirección sureste y
subiendo durante un corto trecho, a partir del cual, y durante 1,5Km. todo será
bajar y planear al mismo tiempo, mientras vemos hermoso todo el entorno de la
Serranía Baja de Cuenca, que "el camino se hace corto por colinas y
barrancos"
"El
camino se hace largo de las ganas que tenemos de estar un día contigo".
Seguimos en paralelo al Barranco de la Cueva Santa que queda a nuestra derecha
y no vemos porque se inicia allá, a unos trescientos metros, y al Barranco De
Los Hornos, que está a nuestra izquierda y no vemos porque pinos jóvenes, mucho
matorral y un terreno en pendiente no permite el verlo, pero no a mucho tardar
y allá, a lo lejos, destacan las aguas azules del Embalse de Contreras, su
presa en el Cerro del Castillo y la autovía A-3 que lo cruza sobre el Rabo de
la Sartén. El andar es animoso; se cruza el Viajero Maduro con jinetes a
caballo, otros haciendo fotos, hablando, conversando, esperando a los
rezagados, con gentes que están de retorno... "romero florido es de mi
agrado, de la romería yo vuelvo cantando", con coches que levantan polvo
blanco que ciegan ojos, que rompen el silencio y atruenan amenazadores con su
eco de bestias artificiales, y entiende el Viajero Maduro que vayan los mayores
a la romería mecanizados, pero que sean jóvenes no lo entiende.
Queda poco;
se advierte porque el camino va bajando con leve pendiente, con piedras
distribuidas a su antojo, y sale una senda a la izquierda que de tomarla nos
llevaría a Las Tierras Blancas, pero quedan 400 metros, aumenta el número de
romeros... "por los angostos senderos vamos haciendo camino", hasta
que a un giro de la vía una pequeña explanada, de coches llena, parece dar fin
a la romería; más, no...., estamos en lo alto de un acantilado, y a unos veinte
metros abajo está la cueva esperando.
Hay que
tomar una senda que parte orientada al este, que se convierte en amplia curva,
al cabo de la cual vemos a nuestra izquierda, apenas unos metros hacia abajo,
La Casa del Ermitaño, derruida, dominando todo el Embalse de Contreras, y más
acá El Peñón Blanco; seguimos unos metros, ahora hacia el oeste, y entramos en
una umbría, entonces nos damos cuenta que estamos a 850 metros sobre Alicante,
a pie de acantilado, con la pared a nuestra derecha y un manto verde a nuestra
izquierda, apareciendo de pronto, como por arte de magia, La Santa Cueva, que
da su cara al Barranco de La Cueva... "otra vez hasta el barranco con
emoción contenida, hemos llegado contentos en hermosa romería". Es
frondosa la vegetación, pinos carrascos se apiñan junto al acceso y sabe a
santo el lugar... porque "en este mayo florido, cuando los días alargan,
volvemos ilusionados a rendirnos a tus pla
ntas", hallándose la senda muy
transitada de romeros que van, otros que vienen, de manera que unos han de
ceder el paso a los otros, pues... "por la espesura del monte sabemos que
nos esperas, con el corazón abierto a romeros y romeras".
Una escalera
metálica nos ayuda a acceder a la entrada, que da a un pasillo angosto..
"ya llegamos a la Cueva de la ribera del río, venimos con ilusión de estar
un día contigo", por el que caminamos agachados y a tientas, donde unas
gotas de agua saliendo de la roca, como si fuera un grifo, nos tocan. Ya
estamos en el interior de la cueva, "el pórtico de la gloria", un
palacio de agua petrificada donde reina la Señora. Tres puntos de luz iluminan
una sala semicircular de unos 25 metros de ancha por unos 8 metros de alta,
donde dos espléndidas estalactitas hacen de columnas de sostén, y en la parte
más elevada del suelo, sobre un altar dispuesta la virgen, vemos a un grupo de
fuenterrobleños asistiendo a los oficios dentro de un necesario silencio.
III: DE LA COMIDA Y DEL MAYO
Ya hecho el
camino de regreso a La Casa Alahud, se planta el comedor bajo pinos y sobre una
mesa de pon y quita se extiende la comida campestre y se bebe, y a poco que uno
se descuida se hace la hora del Mayo a la Virgen. Hay en el paraje una era,
donde presente está la Virgen; allí se reúnen los fuenterrobleños con
expectación, escuchando en silencio y con devoción los requiebros y peticiones
que Francisco Arroyo Martínez ha escrito para la Virgen.