viernes, 26 de junio de 2020

Pedrisco en el año 1864

Al repasar la prensa histórica nos llama la atención las abundantes crónicas de pedriscos en Fuenterrobles y otros pueblos de la comarca. El más antiguo testimonio de estos fenómenos atmosféricos lo hemos leído en "El clamor público " el 24 de agosto de 1864. Dice la crónica:

Tempestades.- Escriben de Requena en 17 del actual:

"Entre todas las tempestades que hasta la fecha han descargado sus iras más o menos cerca de esta población, la más terrible ha sido la que el día 14 sufrieron los pueblos de Camporrobles, Fuenterrobles, Villargordo y Venta del Moro, todos pertenecientes a este partido judicial.

Los vecinos de estos pueblos llegaron a acobardarse, en términos que se refugiaban debajo de las camas, para guarecerse de las descomunales piedras que habían taladrado sus tejados, dando lugar a que el agua que entraba por los mismos arrastrara hasta el trigo que tenían en las cámaras.

No les ha dejado una sóla teja entera, y a más de los grandes estragos que la piedra ha ocasionado en las casas. las cosechas de vino y aceite, como también todas las siembras han desaparecido por completo, pues hasta en los pinares ha causado un daño incalculable.

Aquí [en Requena] hemos sufrido algún padrisco, pero no ha sido ni tan general ni tan fuerte como en estos pueblos, si bien es verdad que el oidium ha atacado nuestros viñedos que ya estaban muy mal por los excesivos hielos del invierno y por la piedra que en algunas partes los dejó sin hojas. Esto hará que la cosecha de vino de este año sea muyescasa".



Tormenta en Fuenterrobles 1995. Foto Paco Arroyo

domingo, 21 de junio de 2020

Por san Juan cuaja la aceituna y la miel

Estando próximo el día se san Juan, vamos a recordar algunas antiguas tradiciones que ya forman parte del patrimonio cultural perdido.

Empezamos con la verbena de san Juan que alrededor de un acordeón congregaba a todo el pueblo en la glorieta. Hace siglos di en esta verbena mis primeros pasos de baile.

Hacia media noche se iba a los manantiales de los alrededores del pueblo a lavarse la cara, lo cual daba protección.Hoy estos manantiales que se llamaban encaños están secos.

También se recogía una rama de noguera que se colocaba en el comedor sujeta al clavo del calendario. Protegía la casa.



Ramo de noguera en el comedor

Hace algunos años, en la Puerta del Capitán, un señor ya jubilado que había sido taxista (ahora no recuerdo el nombre) llevaba un ramo de una planta llamada cuchara del pastor y me comentó que colocando el ramo en un lugar visible de la casa, que no tuvieras que ir a propósito a mirarlo, evitaba y hasta curaba las almorranas. Sólo con verlo todos los días. Previamente tenía localizaba la planta en el campo y la mañana de san Juan, antes de la salida del sol recogía el ramo.

Y otra tradición que se perdió poco antes de la guerra civil era pasar la noche de san Juan cavando las oliveras porque el frescor que emanaba de la tierra favorecía el cuaje de la tramilla (flor de la olivera). Así lo hacía mi abuelo Mercedes en un olivar que tenía en "la Pedriza". Siempre se ha dicho que "pa san Juan cuaja la aceituna y la miel y los amores que se quieren bien".

Hace cuatro o cinco años, madrugué y cavé una olivera en mi olivar de "las Canteruelas". Fue impresionante, era una olivera envejecida, como las otras, y aquel año le recogí 87 kilos, cuando el promedio de las de las demás oliveras fue de veinte kilos.

Antes de empezar a clarear la mañana subí a lo alto de la Talayuela (Atalaya del Sabinar), donde esta el mojón del vértice geodésico, allí esperé la salida del sol. Impresionante, porque es un espectáculo ver la salida del sol el día de san Juan ya que sale bailando.

En recuerdo de mi abuelo que pasaba la noche de san Juan en las oliveras , escribí esta poesía que esta recogida en la primera selección de poesía fuenterrobleñas "Al pie de la sierra de la Avicuerca":

El sol en los olivares

Con el hierro del abuelo
en la noche de san Juan
la vieja tierra acaricio
donde crece el olivar.

El levantino solano
que viene desde la mar
excita la savia nueva
rimando el buen tramar.

Se visten las tiernas flores
con el manto cristalino
que el relente va bordando
sobre los campos heridos.

Golpe a golpe, beso a beso, 
los gasones sacan fuego
de los garfios retorcidos,
forjando tierno tempero.

Y al clarear la mañana 
baila el sol por la Sierra
arcaicas jotas templadas 
doblando las fuertes ramas.

Bajo el esplendor azul, 
el sol y las oliveras
copulan en vieja danza.
Vuelvo a casa embriagado

-agua, aire, fuego luz-
queda alto a la espalda
el sol en los olivares
y la tramilla preñada.




Toda la tramilla de esta olivera cuajo una noche de san Juan



domingo, 14 de junio de 2020

Canción de siega




Segando en cuenca
             me corte un dedo
        y una serranica
                me dio un pañuelo.

Hace unos días decía. "pa junio, la corbella al puño". Por estas fechas estaba la recogida del cereal en pleno apogeo. El labrador soñaba con las trojes llenas de trigo, cebada, centeno y avena. Hoy vamos a recordar aquellas labores con una fuenterrobleña canción de siega. En internet hay más canciones de siega, pero no son de Fuenterrobles.



Canción de siega

                 La Virgen (de) la Cueva Santa
                 se le amaneció a un pastor
                 y en los Barrancos decía:
                 ¡carne y vino al segador!

                 De segar de” las Migallas”
                 ya vienen los segadores
                 con las hijuelas al hombro
                 y quebraos de los riñones.

                 Ya terminamos la siega
                 en el rocho de "la Herrada”
                 y esperamos esta noche
                 esa cena extraordinaria.

                 Y allá va la despedida,
                 la que echan los segadores,
                 surco abajo, surco arriba,
                 y adiós ramito de flores.


Nota: La hijuela es el documento donde se anotaban las bienes que al fallecer los padres dejaban a sus hijos. Un viejo jornalero me decía que le dejaron de hijuela una corbella con su funda y su zoqueta, y además, una azada.




Esta era la hijuela de un viejo amigo jornalero (q.e p.d.), ya que no descansó en la tierra.
Falta el legón, una especie de azada de doce libras de cavar las viñas.



jueves, 11 de junio de 2020

Una planta amiga: la aliaga



A  Narbonne
que tanto le gustan las plantas silvestres





La aliaga, Genista scorpius, es un arbusto silvestre de forma redondeada que puede alcanzar poco más de un metro de altura. Está muy ramificado, casi sin hojas y provisto de fuertes espinas.

Florece al final del invierno, algunos años cálidos  en febrero e incluso a final de enero. Anuncia la primavera. Sus flores que aparecen en pequeños grupos son de un amarillo intenso que impresiona.

El fruto es una legumbre alargada que contiene de dos a siete semillas bastante tóxicas.

Es una planta xerófila, es decir, que aguanta la sequía y resiste muy bien intensos fríos. Es propia de terrenos secos y soleados de naturaleza calcárea.

Como todas las leguminosas sus raíces son colonizadas por bacterias que tienen la propiedad de fijar el nitrógeno atmosférico al suelo. Por ello es de gran valor ecológico y en las antigua artigas (terrenos de cultivo que se abandonaban varios años y luego se quemaba la vegetación silvestre para volver a cultivar) fertilizaban en gran medida el suelo donde obtenían muy buenas cosechas de trigo rubión.

Son numerosos los usos de las aliagas:

Desempeñaban un papel fundamental en las matáeros. Recogidas con anterioridad , ya bien secas, se usaban para chamuscar la piel de los cerdos.

Conjuntamente con los romeros se preparaban las hogueras de san Antón. Eran muy apreciadas por su crepitante combustión que sorprendía agradablemente.

Se utilizaban para limpiar las chimeneas. Se ataba un haz y una persona estiraba desde el tejado y otra desde el hogar desprendiendo el hollín, evitando que se incendiase la chimenea.

Las tapias de los corrales se coronaban con aliagas para proteger el averío de zorras y otras alimañas (algunas de dos patas).

Vicente Chaves, que hacia artesanalmente garrotes, me comentaba que las mejores empuñaduras eran las de aliaga.

Por su rápida combustión en los hornos de pan cocer eran muy apreciadas por los horneros  porque en poco tiempo atemperaban el horno en su justa medida.

En el siglo XVIII, cuando en Fuenterrobles había telares, se empleaban las flores para teñir la lana en unos recipientes de madera que llamaban barcas. (De ahí el nombre de una calle del pueblo). Era fama que la lana tintada con estas flores amarillas no se veía atacada por la polilla.

Los brotes tiernos son muy apreciados por las cabras y también por conejos y liebres. El pastor Antonio Rey (a) el Araña, me comentaba que que cuando escaseaba el herbaje  se comían sabiamente las puntas tiernas aunque punzantes  con las espinas hacia afuera para no dañarse.

También servían de cobijo bajo su porte a los ardachos que no habían hecho daño alguno y eran perseguidos por los campesinos.

El intenso color amarillo de las flores atrae a la abejas que con el néctar que obtienen de ellas sacan una miel muy fina, para muchos la más apreciada.

En resumen, la aliaga no es considerada una planta amiga. Aunque tienen algunas propiedades medicinales en el pueblo se desconocen y no tienen el aprecio de otras plantas como la manzanilla, la salvia o la zamarrilla. 

Tampoco tienen propiedades culinarias como la ajedrea ni estomacales como el tomillo. Más bien es consideraba molesta y no se le tiene consideración, especialmente si de sopetón has tropezado con alguna.

Sin embargo, aparte de sus virtudes ecológicas y esas otras que acabo de señalar, un aliagar en plena floración es una de las cosas mas hermosas que se pueden encontrar en la naturaleza y de ello no se tiene aprecio y se ignora este bello paisaje por las connotaciones negativas que por sus espinas produce esta preciosidad de planta. La aliaga es sin duda una planta amiga.

Aliaga en el paraje de la Peñalisa (Fuenterrobles) Foto de Paco Arroyo .2018

       

viernes, 5 de junio de 2020

De cómo el cólera de 1865 determinó labores agrícolas en Fuenterrobles




De  una trilla complicada



En la era. Circa 1960


    
Las fiestas patronales de verano se dedican a  Santiago Apóstol y a los Santillos de la Piedra, santos Abdón y Senén. “Según cuenta la tradición, tenían lugar a finales de julio, en las fechas que el calendario litúrgico dedica a los santos a los que se rinde tributo: 25 y 29 de julio, respectivamente. Posteriormente se cambiaron al primer domingo de septiembre por la gran cantidad de trabajo agrícola que había en julio por ser periodo de trilla. Los informantes más mayores recuerdan haber oído hablar de este cambio pero siempre han vivido las fiestas en septiembre”. (Cañada 1995: 239).

        Al llegar las fiestas, ya estaba todo el cereal en las trojes de las cámaras. Pero contaba el abuelo Mercedes, nacido en 1876, “que en tiempos, un año se alargó la trilla hasta octubre”.

        No sabemos qué circunstancias propiciaron este retraso, aunque Ignacio Latorre Zacarés, director del archivo municipal de Requena, [ y dicho sea de paso, excelente cultivador de cerezas] en un artículo publicado en la revista venturreña “El lebrillo cultural” nos ha proporcionado cierta información sobre Fuenterrobles que bien pudiera explicar aquel hecho anormal.

        De las epidemias de cólera que asolaron la Comarca en el siglo XIX, la que tuvo lugar en el año 1865, afecto con gran virulencia a Requena y especialmente a Fuenterrobles. Mientras que en otras invasiones, Fuenterrobles se libró de la enfermedad, en este año fueron invadidos 87 vecinos del total de 828 habitantes del pueblo, que representan el 10,5 por ciento de la población. Y de aquellos infectados murieron 31, el 35,63  por ciento pues la curación era muy difícil. La población disminuyó un 3,7 por ciento.

        Dado que la trilla requiere abundante mano de obra y trabajan mujeres y zagales y hombres hasta edad avanzada, aquel largo verano, con tantos enfermos, convalecientes, cuidadores y sepelios, pensamos con buen criterio que éste sería el año del que hablaba el abuelo.

El director del Archivo municipal de Requena nos aporta más información: " el brote dijeron que ocurrió porque dieciséis o veinte hombres habían ido a Requena conduciendo cereales y en esos momentos la enfermedad hacía estragos en Requena. Tras el primer caso, en quince horas se declararon ocho invasiones. 

También habían ido a Fuenterrobles jornaleros de Zueca (Sueca),pueblo invadido.

Según el informe que está en el Archivo de la Diputación, emigraron dos tercios de la población. Observaron que se daban más casos con el aire frío y húmedo y menos con el aire del Norte y atmósfera despejada.

Para tratar el cólera utilizaron en Fuenterrobles bebidas ligeramente estimulantes y antiespamódicas con adición de láudano liquido, éter sulfúrico".




Aquí estoy trillando en la finca Morote en Vistahermosa (Alicante) en 1995
con el señor Tomás Pérez





lunes, 1 de junio de 2020

Un refrán, una adivinanza y una oración

Refrán :
Por junio, la corbella al puño.

Corbella, zoqueta y botijo de segador.
Fuenterrobles. Foto Paco Arroyo





















Adivinanza:

A la una canta el gallo,
a las dos la totovía,
a las tres el ruiseñor
y a las cuatro ya es de día.

Nota: Hay que considerar que la hora se refiere a la del meridiano de Greenwich que es la que nos corresponde por situación geográfica. Con el horario oficial de verano vamos dos horas adelantados.  Así pues, ahora tendríamos que decir:

A las tres canta el gallo,
a las cuatro la totovía.
a las cinco el ruiseñor
y a las seis ya es de día.                


Nido de ruiseñores en el paraje de la Peñalisa
(Fuenterrobles). Foto de Paco Arroyo . 2018

















´



Oración:  Me la cantó en Fuenterrobles la señora Amparo  Solaz Armengol y lamentablemente no puedo dejar testimonio de la música. Ya es patrimonio cultural perdido.

Divino y glorioso Antonio,
suplícale a Dios inmenso
que con su gracia divina
alumbre mi entendimiento
para que mi lengua
refiera el milagro
que en el huerto obraste
a edad de ocho años.
Su padre era un caballero
cristiano, honrado y prudente
que mantenía su casa
con el sudor de su frente.
Y tenía un huerto
donde recogía
cosechas del fruto
que el tiempo traía.
Una mañana, un domingo,
como siempre acostumbraba
se marchó su padre a misa
diciéndole estas palabras:
- Antonio querido,
ven aquí hijo amado
escucha que tengo
que darte un recado.
Mientras tanto yo esté en misa
gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos
todo lo echan a perder:
entran en el huerto,
pican el sembrado,
por eso te digo
que tengas cuidado.
El padre se fue a la iglesia
a oir misa con devoción
y Antonio quedó cuidando
y a los pájaros llamó.
- Venid pajaritos,
dejad el sembrado
que mi padre ha dicho
que tenga cuidado.
Por aquella cercanía
ningún pájaro quedó
porque todos acudieron
donde Antonio los llamó.
Lleno de alegría
san Antonio estaba
y los pajaritos alegres cantaban.
Al ver venir a su padre
luego los mandó callar.
Llegó su padre a la puerta
y le empezó a preguntar:
- ¿Dime tu hijo amado,
dime tu Antoñito,
tuviste cuidado
con los pajaritos?
El hijo le contestó:
- padre no esté preocupado
que para que no hagan daño
todos los tengo encerrados.
El padre que vio
milagro tan grande
al señor obispo
trato de avisarle.
Acudió el señor obispo
con grande acompañamiento,
quedaron todos confusos
al ver tan grande portento.
Abrieron ventanas,
puertas al azar
por ver si las aves
querían marchar.
Antonio les dijo a todos:
- señores nadie se alarme,
los pajaritos no salen
mientras yo no se lo mande.
Se puso a la puerta
y les dijo así:
- ale pajaritos
ya podéis salir,
salgan cigüeñas con orden,
águilas, grullas y garzas,
gavilanes y mochuelos,
verderones y avutardas,
salgan las urracas,
tórtolas, perdices,
palomas, gorriones
y las codornices.
Cuando acaban de salir,
todos juntitos se ponen
aguardando a san Antonio
para ver lo que dispone.
Y Antonio les dice:
- no entréis en sembrado,
íos por los montes
y los ricos prados.
Al tiempo de alzar el vuelo
cantan con dulce alegría
despidiéndose de Antonio
y toda la compañía.
El señor obispo
al ver tal milagro
por todas las partes
mandó publicarlo.
Antonio divino
por tu intercesión
merezcamos todos
la eterna mansión.

San Antonio de Padua