De la manera de predecir el
tiempo que llaman cabañuelas.
La cabañuela es el cálculo que los labradores hacen sobre el
tiempo que hará el venidero año agrícola.
La predicción del tiempo a corto plazo no puede considerarse
cabañuela en sentido estricto. Se fundamenta en indicios que indican un cambio
inminente del tiempo. De los recogidos sólo mostramos algunos:
Son signos de lluvia el crujir de las viejas arcas o el
desprendimiento del hollín de las chimeneas. También la manera de salir el humo
de las chimeneas es un buen signo que está relacionado con la presión
atmosférica, si forma una columna de cierta altura es señal de lluvia, (baja
presión) pero si se ve salir con dificultad y se queda sobre la boca de la
chimenea sin elevarse es señal de buen tiempo (presión alta o anticiclón).
Otro infalible signo de lluvia lo muestra la palmera*, si
está orientada desde el telégrafo óptico de Villargordo del Cabriel al
telégrafo de Fuenterrobles la lluvia es inminente. Pero si está orientada desde
Camporrobles a Jaraguas (norte a sur) no se esperará lluvia a corto plazo.
Es muy interesante la aparición de la nube loca. Se trata de
una nube de desarrollo vertical, tiene forma de torreón y de aspecto
blanquecino. Se forma sobre la sierra de la Avicuerca y se observa desde la
Puerta del Capitán mirando por la calle de la Rambla de la Avicuerca. Se presenta por las tardes a
partir de las 13 horas (hora universal y nunca en invierno.)
Si sale en primavera anuncia temporales de lluvia antes de
tres días, pero si es al final de esta estación y en verano, según la hora de
aparición habrá nulao (tormenta) ese mismo día si se manifiesta al mediodía o
bien al siguiente si aparece bien entrada la tarde. Es de señalar que las
tormentas serán al inicio del verano a primeras horas de la tarde y según
avanza el verano, las tormentas se retrasan y al llegar a septiembre serán nocturnas.
Los animales también nos dan indicios de la mudanza del
tiempo: son signos de lluvia, la aparición de hormigas aladas; que el gato se
lave la cara o que orejee la mula (si las orejas mueve la mula, agua segura).
Mención especial es el canto del mochuelo, del cual puedo dar
testimonio de su certeza hasta en tres ocasiones, cuando acompañaba a mi padre
en las faenas agrícolas. Si canta imitando al gato, la lluvia es inminente; si
lloviendo canta imitando al perro, se abrirán grandes claros y dejará de
llover.
La primera cabañuela del año es la de la conversión de san
Pablo (25 de enero). Si al amanecer aparecían nieblas, apedrearía por aquellos
parajes. Los observadores se desplazaban a la Serratilla, un buen punto de
observación cercano al pueblo junto al Cerro Pelado en la sierra de la Presilla. Así lo hacía “Miguel
el de Anselmo”, el último cabañuelista de Fuenterrobles. (sirvan estas líneas
como homenaje por haber mantenido esta arcaica tradición). Sin embargo, escuché
al tío Rafael que los indicios se manifestaban al empezar el día citado.
Otra cabañuela muy extendida era la del primero de agosto. Si
al amanecer de este día aparece el rocío debajo de las toscas, se pronostica un
otoño lluvioso y los labradores que consideraban este signo adelantaban la
simienza.
Hemos conocido hace algunos años escarchas en el mes de
octubre y muy habitual era este meteoro en noviembre. Y los que hacían cuenta
sabían que a los cuarenta días sería el primer nevasco. Hoy las escarchas se
han retrasado hasta bien entrado el invierno.
La más importante cabañuela se manifiesta durante los
primeros 24 días del mes de agosto. Los doce primeros días se llaman cabañuelas
y representan los doce meses siguientes, empezando a contar desde este mes. Por
tanto del día 1 será agosto, el día 2 septiembre, así continúa hasta el día 12
que será julio del año venidero. Los días 13 a 24 se llaman retornas y
representa el 13 a julio, el 14 a junio, hasta llegar al 24 que será el agosto
actual.
Se ha de observar la temperatura, los vientos, las nubes, el
rocío y otros fenómenos meteorológicos. Para que la predicción de la cabañuela
sea precisa deben coincidir las cabañuelas de los primeros doce días que se
llaman maestras y las retornas.
No sabemos interpretar los indicios, pero nos han asegurado
que en estos días, las nubes por el horizonte presagian un año halagüeño; pero
si algún día llueve, las cabañuelas se vacían, es decir, abortan, y el año
venidero será escaso de lluvias.
Las cabañuelas se aplican a la zona o comarca donde se han
observado. Incluso en la misma comarca puede haber variaciones. Para un
pronóstico general del país, consúltese el afamado “Calendario Zaragozano”.
Acabamos con las palabras que don Manuel Ardoy pronunció en
el VI Congreso Nacional de Cabañuelas celebrado en Beas del Segura (Jaén) en el
año 2005:
“Las cabañuelas, son sin lugar a duda, una ciencia popular
que se rige por la observación del clima y la meteorología a lo largo del mes
de agosto de todos los años y que pronostica el tiempo que hará el año
siguiente. Por tanto es una ciencia empírica, o sea, procedente de la práctica
o rutina popular.”
Sin embargo, continuaba Ardoy, las Cabañuelas se basan en
largos siglos de observación y comprobación de los fenómenos atmosféricos
llevada a cabo por gentes que conocían y dependían del cielo. Y como se suele
decir, sabe más el pueblo que los sabios”. (Baquero 2009: 9).
¿Hasta qué punto son fiables las cabañuelas? Había labradores
que tenía fe ciega el ellas. Hoy los programas del tiempo en las televisiones y
aemet, así como la estación local de Avamet situada en la Vega cuyos datos se pueden consultar en internet han acabado con estas prácticas ancestrales que hermanaban al
labrador con su entorno, con su tierra y con su cielo.
Pero quedan labradores que tratan estos asuntos con desprecio
e ironía. Así nos dicen:
“Nieblas por el Cabriel, llover o no llover”.
También hay pronósticos más
elaborados y con certeza absoluta:
Luna con cerco y estrella
dentro,
frío, calor, lluvia o
viento.
Aunque el dicho original decía:
Luna con cerco y estrella dentro ,
lluvia si no hace viento.
Hasta mediados del siglo XX, el tío Sebastián, pastor de profesión, hacía unos pronósticos muy precisos y acerados. Y en la segunda mitas del siglo destacaba Manolo (Creo que Viana) conocido con el sobrenombre de Choga que también hacía pronósticos.
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