La Sangría: una antigua práctica
médica
En el año 1751 contaba
Fuenterrobles con una población aproximadamente de 230 habitantes. Según se
dice en el Catastro de Ensenada, el vecindario tiene “un cirujano asalariado que reside y es vecino de la Villa de Utiel y
viene a tiempos a visitarles y cortarles las barbas y sangrarles y le pagan por
su ajuste diecisiete fanegas de trigo por año, que a diecinueve reales cada una
valen 323 reales”. Esa cantidad equivalía a 92 jornales campesinos.
La práctica de la sangría. Es
decir, extraer sangre del cuerpo para curar enfermedades se practicó desde la
más remota antigüedad. En el siglo XVIII era habitual en Fuenterrobles, según
recoge el documento citado, pero en el siglo XIX, poco a poco, fue cayendo en
desuso, siendo sustituida esta práctica en nuestro pueblo por tisanas de mesto
que cumplían la misma función. Me comentaba un anciano que a su padre, nacido
en 1858 aún le llegaron a hacer alguna.
También sacaban sangre por medio de sanguijuelas, pero de esta práctica no
tenemos noticias que se haya practicado en Fuenterrobles.
¿Y por qué nuestros antepasados
se hacían sangrías? Según me comentaban los viejos, la sangre con el uso se
hace basta y hasta puede formar cuajarones que llegan a obstruir las venas y
arterias, y en este caso, con fatal resultado. Con la sangría el cuerpo renueva
la sangre y ésta adquiere fluidez previniendo complicaciones.
El mesto es un arbusto que
se cría en Fuenterrobles. Es un híbrido de carrasca y alcornoque que puede
alcanzar más de dos metros de altura. Florece en primavera y sus frutos que son
bayas maduran en verano.
La manera de hacer la tisana
era calentar agua con una pequeña cantidad de ramitas y hojas y al empezar a
hervir mantenerla en el fuego muy poco tiempo (como antes hacían un huevo
pasado por agua, lo que dura un padrenuestro). Se tomaba por las mañanas, en
ayunas durante nueve días seguidos y así rebajar la sangre para adquirir la
fluidez necesaria. Cada seis meses repetían.
Esta tisana no sólo se hacía
en Fuenterrobles, pues era muy corriente en muchas comarcas del País
Valenciano. Cuando vivía en un pequeño pueblo de la Hoya de Castalla (Alicante)
vi a un anciano con un ramo de mesto y al preguntarle que uso hacía me dijo que
“per a rebaixar la sangr”.
Así me lo contaron y así lo
digo.
Desde hace algún tiempo se
consigue la fluidez de la sangre con un medicamento que requiere un estricto
control médico. Es el sintrón, conocido de todos los que tienen familiares
mayores.
Mesto entre matas de "mataparda"
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