Maricarmen
Cañada Solaz me proporcionó una fotocopia de un documento que se conserva en el
Archivo de la Diputación provincial de Valencia en el que se recoge un escrito
del alcalde de Fuenterrobles solicitando ayuda ante el gran pedrisco que sufrió
la población. El fenómeno atmosférico “que
ni los más viejos del lugar recordaban otro tan devastador” sucedió cuarenta días después de Pascua de Flores en 1930 y significó un
duro golpe a la economía local y echó a la emigración a más de 100 vecinos.
Don Joaquín Díaz López,
Alcalde-Presidente del Ayuntamiento Constitucional de FUENTERROBLES, ante la
Exma. Diputación de su bien merecida Presidencia respetuosamente
expone:
Que en el día diecinueve del
actual y hora de las tres y media de la tarde, descargó sobre este término
municipal una horrorosa tormenta de agua y piedra que arrasó por completo las
cosechas. La duración fue de treinta y cinco minutos, durante los cuales el
pánico se apoderó de estos sufridos habitantes, horrorizados ante el cuadro que
se ofrecía a su vista, por el tamaño y cantidad de la piedra pues oscilaba
entre el de una nuez y el de un huevo de gallina, formando una capa de un
espesor de más de cinco centímetros, con rotura de tejas, cristales, cables y
lámparas de alumbrado eléctrico, produciendo inundaciones en algunos edificios,
sin que afortunadamente hubiera que lamentar desgracia personal alguna.
La desolación llegó a su
punto cuando una vez terminado tan horroroso fenómeno –jamás igualado en esta
población- se iban recibiendo noticias del daño causado en el campo, ya que la
zona perjudicada alcanza a casi todo el término, no sólo por el daño producido
por la piedra que se calcula en un ochenta por ciento sino porque a
consecuencia de la gran cantidad de agua inundó la huerta produciendo grandes
destrozos; en unos predios el arrastre se llevó la tierra laborizada dejando al
descubierto la tierra cruda y en otros fue depositando la arena, piedras y
restante broza, dejándolos todos inservibles para el cultivo a menos de realizar
grandes trabajos para poderlos utilizar.
Como consecuencia, la
situación económica en perspectiva –ya bastante esquilmada por la invasión
filoxérica de los viñedos- es de las que horroriza solamente el pensarlo,
puesto que el hambre y la miseria, de no acudir con remedios inaplazables, se
enseñoreará de estos sufridos habitantes, los que privados de los elementos más
necesarios para el sustento, se verán imposibilitados de atender al pago de los
distintos impuestos que integran los ingresos de este municipio.
Por todo lo cual, este
Ayuntamiento, practicado un detenido estudio de los males que aquejan a esta
población, cree un deber
SUPLICAR: de esa Exma Corporación
de su digna Presidencia la condona de las diversas cargas provinciales que
gravan a este municipio en el año actual y tramitar rápidamente el estudio de
los proyectos de caminos vecinales cuya confección se está terminando y serán
entregados los de algunos de ellos dentro de breves días.
No duda este ayuntamiento
que esa Exma Diputación, atenta siempre a socorrer las calamidades
que pesan sobre los distintos pueblos de su provincia, sabrá una vez más –como
tantas otras- atender con los beneficios posibles al más necesitado de todos
ellos, víctima en estos momentos de la zozobra y el desaliento por la
catástrofe jamás igualada en la historia
de este pueblo.
Dios guarde la preciosa vida
de V.E. a la par que la de los señores Diputados que componen esa Corporación
por muchos años.
Fuenterrobles, 24 de junio
de 1930
(Hay un sello municipal y la
firma del sr. Alcalde)
Pedrisco en Fuenterrobles, septiembre de 2017
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