LAS OTRAS COPLAS
En las noches veraniegas,
cuando más calienta el sol, se manifiesta la vena poética de versificadores que
sacan a relucir estrofas a borbotones “arrevueltas”
con los efluvios de las libaciones.
Son coplas del absurdo, sin
una métrica regular, con una rima imposible y un ritmo caótico.
Aquí pongo una muestra que
serán, sin duda, del agrado de un amigo que cultiva cerezos, aunque dice que
produce marconas. Y se las dedico desinteresadamente, pero sin hacerles ascos a
una quimérica caja de picotas sarracenas. Ahí lo dejo.
1
Pensando
que me querías
en
mi puerta planté un pino
y
ahora que no me quieres
no
puedo sacar el carro.
2
¿Qué
es aquello que reluce
en
lo alto el campanario?
Es
una lata de tomate
que
le han quitao la etiqueta.
3
Enfrente
de tu ventana
hay
una piedra muy grande,
el
que tropieza y se cae
es
señal que no la ha visto.
4
El
día que tu naciste
nacieron
todas las flores
por
eso los albañiles
fuman
picadura fina.
5
San Isidro el labrador,
pájaro
de mal agüero,
no
le pegues al muchacho
que
ya apareció la petaca.
6
En
la puerta del cementerio
había
un vivo y un muerto,
el
vivo me dijo adiós
y
el muerto se hizo el longuis.
7
¿Qué
es aquel pájaro que canta
en
una jaula en tu ventana?
Es
una alpalgata vieja
que
le han quitao la cordonera.
8
Pensando
que me querías
en
tu puerta me cagué
y
ahora que no me quieres
dame
la mierda que es mía.
9
Como
sé que te gustan
los
tronchos verdes
por
debajo la puerta
te
echo un ladrillo.
10
Eché a volar un tarugo
y se paró en tu ventana
y te dio los buenos días
cuando iba a vendimiar.
11
Cuando me voy a labrar
y estiro de los ramales
me acuerdo de aquella moza
que va a por agua a la fuente.
12
Al pasar por el regajo
te vi lavar en la acequia,
y al espantarse el burro
me rompió la albalda nueva.
13
Al pasar por tu puerta
ni me dijiste adiós
y del disgusto tan grande
mi perro echó a llorar.