domingo, 29 de noviembre de 2020

Planta parásita: la cuscuta

La cuscuta que en Fuenterrobles llaman pelillo y en otro lugares barbas de capuchino, cabellos del diablo o cabellera de Venus es una planta parásita de la familia de las cuscutáceas que atacaba el cáñamo y sobe todo el alfalfe.

En los siglos XVIII y XIX se cultivaba cáñamo en los huertos de la vega y el alfalfe fue un cultivo muy extendido, tanto en secano como en regadío, hasta el último tercio del siglo XX.

Recuerdo ver el pelillo en el huerto familiar. Cuando se infestaba un tablar era prácticamente imposible extinguirlo y para que no se extendiera a los tablares colindantes había que cambiar de albarcas después de segarlo.
Carece de hojas y clorofila y sus raíces se atrofian al poco de germinar por lo que tienen que buscar sus nutrientes en otras plantas.

Forman una maraña de filamentos amarillos de un milímetro de grosor que se enroscan en la planta parasitada en el sentido de la agujas del reloj para penetrar en su tejido y chuparle la savia.

Al no cultivarse cáñamo ni alfalfe en los huertos de la Vega su presencia no es habitual, aunque en el año 2014 hubo una gran invasión en terrenos de monte bajo, atacando romeros, aliagas y otras plantas leñosas a las que secaba.


Se tomó la fotografía en el verano del citado año en la loma de las Canteruelas.




Cuscuta parasitando en romero

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Las cabañuelas

 

De la manera de predecir el tiempo que llaman cabañuelas.

        La cabañuela es el cálculo que los labradores hacen sobre el tiempo que hará el venidero año agrícola.

        La predicción del tiempo a corto plazo no puede considerarse cabañuela en sentido estricto. Se fundamenta en indicios que indican un cambio inminente del tiempo. De los recogidos sólo mostramos algunos:

        Son signos de lluvia el crujir de las viejas arcas o el desprendimiento del hollín de las chimeneas. También la manera de salir el humo de las chimeneas es un buen signo que está relacionado con la presión atmosférica, si forma una columna de cierta altura es señal de lluvia, (baja presión) pero si se ve salir con dificultad y se queda sobre la boca de la chimenea sin elevarse es señal de buen tiempo (presión alta o anticiclón).

        Otro infalible signo de lluvia lo muestra la palmera*, si está orientada desde el telégrafo óptico de Villargordo del Cabriel al telégrafo de Fuenterrobles la lluvia es inminente. Pero si está orientada desde Camporrobles a Jaraguas (norte a sur) no se esperará lluvia a corto plazo.

        Es muy interesante la aparición de la nube loca. Se trata de una nube de desarrollo vertical, tiene forma de torreón y de aspecto blanquecino. Se forma sobre la sierra de la Avicuerca y se observa desde la Puerta del Capitán mirando por la calle de la Rambla de  la Avicuerca. Se presenta por las tardes a partir de las 13 horas (hora universal y nunca en invierno.)

        Si sale en primavera anuncia temporales de lluvia antes de tres días, pero si es al final de esta estación y en verano, según la hora de aparición habrá nulao (tormenta) ese mismo día si se manifiesta al mediodía o bien al siguiente si aparece bien entrada la tarde. Es de señalar que las tormentas serán al inicio del verano a primeras horas de la tarde y según avanza el verano, las tormentas se retrasan y al  llegar a septiembre serán nocturnas.

        Los animales también nos dan indicios de la mudanza del tiempo: son signos de lluvia, la aparición de hormigas aladas; que el gato se lave la cara o que orejee la mula (si las orejas mueve la mula, agua segura).

        Mención especial es el canto del mochuelo, del cual puedo dar testimonio de su certeza hasta en tres ocasiones, cuando acompañaba a mi padre en las faenas agrícolas. Si canta imitando al gato, la lluvia es inminente; si lloviendo canta imitando al perro, se abrirán grandes claros y dejará de llover.

        La primera cabañuela del año es la de la conversión de san Pablo (25 de enero). Si al amanecer aparecían nieblas, apedrearía por aquellos parajes. Los observadores se desplazaban a la Serratilla, un buen punto de observación cercano al pueblo junto al  Cerro Pelado en la sierra de la Presilla. Así lo hacía “Miguel el de Anselmo”, el último cabañuelista de Fuenterrobles. (sirvan estas líneas como homenaje por haber mantenido esta arcaica tradición). Sin embargo, escuché al tío Rafael que los indicios se manifestaban al empezar el día citado.

        Otra cabañuela muy extendida era la del primero de agosto. Si al amanecer de este día aparece el rocío debajo de las toscas, se pronostica un otoño lluvioso y los labradores que consideraban este signo adelantaban la simienza.

        Hemos conocido hace algunos años escarchas en el mes de octubre y muy habitual era este meteoro en noviembre. Y los que hacían cuenta sabían que a los cuarenta días sería el primer nevasco. Hoy las escarchas se han retrasado hasta bien entrado el invierno.

        La más importante cabañuela se manifiesta durante los primeros 24 días del mes de agosto. Los doce primeros días se llaman cabañuelas y representan los doce meses siguientes, empezando a contar desde este mes. Por tanto del día 1 será agosto, el día 2 septiembre, así continúa hasta el día 12 que será julio del año venidero. Los días 13 a 24 se llaman retornas y representa el 13 a julio, el 14 a junio, hasta llegar al 24 que será el agosto actual.

        Se ha de observar la temperatura, los vientos, las nubes, el rocío y otros fenómenos meteorológicos. Para que la predicción de la cabañuela sea precisa deben coincidir las cabañuelas de los primeros doce días que se llaman maestras y las retornas.

        No sabemos interpretar los indicios, pero nos han asegurado que en estos días, las nubes por el horizonte presagian un año halagüeño; pero si algún día llueve, las cabañuelas se vacían, es decir, abortan, y el año venidero será escaso de lluvias.

        Las cabañuelas se aplican a la zona o comarca donde se han observado. Incluso en la misma comarca puede haber variaciones. Para un pronóstico general del país, consúltese el afamado “Calendario Zaragozano”.

        Acabamos con las palabras que don Manuel Ardoy pronunció en el VI Congreso Nacional de Cabañuelas celebrado en Beas del Segura (Jaén) en el año 2005:

        “Las cabañuelas, son sin lugar a duda, una ciencia popular que se rige por la observación del clima y la meteorología a lo largo del mes de agosto de todos los años y que pronostica el tiempo que hará el año siguiente. Por tanto es una ciencia empírica, o sea, procedente de la práctica o rutina popular.”

        Sin embargo, continuaba Ardoy, las Cabañuelas se basan en largos siglos de observación y comprobación de los fenómenos atmosféricos llevada a cabo por gentes que conocían y dependían del cielo. Y como se suele decir, sabe más el pueblo que los sabios”. (Baquero 2009: 9).

        ¿Hasta qué punto son fiables las cabañuelas? Había labradores que tenía fe ciega el ellas. Hoy los programas del tiempo en las televisiones y aemet, así como la estación local de Avamet situada en la Vega cuyos datos se pueden consultar en internet han acabado con estas prácticas ancestrales que hermanaban al labrador con su entorno, con su tierra y con su cielo.

        Pero quedan labradores que tratan estos asuntos con desprecio e ironía. Así nos dicen:

        “Nieblas por el Cabriel, llover o no llover”.

También hay pronósticos más elaborados y con certeza absoluta:

Luna con cerco y estrella dentro,

frío, calor, lluvia o viento.

Aunque el dicho original decía:

Luna con cerco y estrella dentro ,

lluvia si no hace viento.

Hasta mediados del siglo XX, el tío Sebastián, pastor de profesión, hacía unos pronósticos muy precisos y acerados. Y en la segunda mitas del siglo destacaba Manolo (Creo que Viana) conocido con el sobrenombre de Choga que también hacía pronósticos.






martes, 17 de noviembre de 2020

De la manera de curar los enfriamientos a las caballerías

De la manera de curar enfriamientos y resfriados a los machos y mulas de labor
        Me contaba un viejo labrador, nacido en el año 1888, que en cierta ocasión, hacia 1910, curó un enfriamiento a su macho con friegas de aguarrás. Era necesario la precaución de tener alejado el candil que iluminaba la cuadra de la caballería porque le contaron que “en tiempos” se inflamó el aguarrás sobre un animal produciéndole graves quemaduras.
        Los resfriados se curaban con camisas de culebra. En las casas de los labradores no faltaban y cuando era necesario les daban una porción entre un trozo de pan empapado en vino. Así lo hacían en ayunas durante tres días, en los cuales el animal no salía de la cuadra.
Esta manera de curar ya la hacían los romanos dos siglos antes de nuestra era:

        “cuando veas una piel se serpiente, recógela y guárdala para que no tengas que buscarla cuando se necesite. Machaca esta piel, trigo, serpol, todo ello con vino y dalo de beber a todos los bueyes”. (Porcio Catón 2008:110)




                    Camisa de culebra recogida en la loma de las Canteruelas (Fuenterrobles)
                                                   Fotografía de Paco Arroyo. 2012


Marco Porcio Catón nació en Túsculo, una antigua ciudad de Italia en el Lacio en el año 234 a. C.  Escribió De agri cultura, una pequeña enciclopedia que recoge aspectos muy diversos dela vida del agricultor. Es un libro muy curioso y a pesar de sus más de dos milenios de antiguedad  despierta el interés de todas aquellas personas  estudiosas de la agricultura y del mundo rural por los datos e informaciones que nos suministra.

Uno de Fuenterrobles, no digo el nombre por discreción, con conocimiento de su compañera dio esta medicina a su pequeño hijo muy constipado y podemos afirmar que en "personas humanas" es eficaz que el zagalillo en cuestión ya está en la treintena.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

El cociol. Tercera y última parte

 

Hacer la colada, el repasado y el planchado.

 

Finalmente vamos a ver el funcionamiento del cociol, es decir, como se hace la colada. Previamente hay que lavar la ropa.


                                                       Ilustración de A. Carretero. 1896

3.1 ¿Y cómo se hace el lavado?

Con agua completamente limpia y buen jabón se procede a lavar la ropa frotándola bien con las manos sin hacer uso de la paleta por lo mucho que la estropea ni retorciéndola demasiado porque se abre, y después bien jabonada y estregada se aclara y se pone a secar (Ruiz, 21).

3.2 ¿ Ha de ser frecuente el lavado en una casa?

Eso depende de varias circunstancias, como principalmente del número, edad y ocupaciones de los individuos que componen la familia; pero puede decirse por punto general es necesario un lavado simple cada semana y otro general o de colada cada mes. (Guerra, 22).

3.3 ¿Sería económico suprimir algunas veces el lavado, aunque se resintiera la limpieza?

Al contrario; resultaría siempre mayor gasto y perjuicio, porque la suciedad destruye la ropa y es enteramente contraria a la salud, a más de dar una idea muy asquerosa de la persona en quien se observa y sobre todo del ama de gobierno que la consiente (Guerra, 21).

3.4 Previamente a la colada hay que eliminar las manchas que permanecen después del lavado. Ello es totalmente necesario que ya lo dice el refrán: la que mete mierda al cociol, mierda saca del cociol.

Eliminar las manchas en este periodo que nos ocupa es muy complicado y a la vez muy curioso y por no alargar demasiado esta entrada lo dejamos para otra ocasión. Además, en Fuenterrobles para eliminar las manchas que llamaban lámparones solamente se utilizaba la greda que es una arcilla arenosa de color blanquecino de probada eficacia para las manchas de grasa.

¿Cómo se quitan las manchas de grasa de las ropas de paño?

Se cubre toda la mancha con greda y se pone al sol para que se seque; después se restrega bien, se limpia con un cepillo, se lava con vinagre bien caliente y desaparece la mancha (Sánchez, 56).



                                              Greda de Fuenterrobles. Foto Paco Arroyo 2015


3.5 ¿ Por qué se hace la colada?

Los principios en que se funda el blanqueo de la ropa por colada, son los siguientes: las cenizas, producto de la combustión del carbón vegetal, contienen los principios de sosa y potasa, que tratados con el agua caliente dan por resultado una lejía. Las substancias grasientas que provienen de la suciedad del individuo son insolubles al agua fría, pero dejan de serlo por la acción prolongada del agua hirviendo y de las cenizas (Surós 106).

3.6 ¿Cómo se hace la colada?

Varios son los medios hasta hoy utilizados, pero todos ellos, aun teniendo en cuenta que economizan tiempo y trabajo, debe posponerse al medio antiguo que es, sin duda alguna, el que menos destruye la ropa y con el que se obtiene una perfecta limpieza. (Ruiz, 21).

3.7 ¿Cómo deben colocarse las ropas en el cociol?

Hay que señalar que los vestidos de calle no se meten en el cociol porque la colada los dañaría seriamente. Como mucho se enjabonan con gran cuidado, que la ropa escasea.

Las ropas de vestir negras eran las habituales porque cuando las mujeres cumplían treinta años se cubrían la cabeza con un pañuelo y se vestían de negro. También hay que considerar que la mortalidad era elevada y con tantas muertes y unos periodos de luto excesivamente largos los ropajes negros era lo que se llevaba.

Algunas veces, después del lavado, se restregaban con un manojo de alfalfe verde y luego bien lo aclaraban. Con ello se conseguía un negro brillante que deslumbraba. Así me lo contaron y así lo digo.

Y ya pasamos a colocar la ropa principalmente blanca en el cociol. Puede haber algo de color pero no es de vestir sino marregones y otras piezas de limpieza.

Se pondrá en el fondo la ropa de color, si la hay, después la de cocina, cama, camisas, etc., luego las prendas más delicadas, y por último, los manteles, servilletas, toallas, y el cernedero que deberá ser tupido y fuerte (Ruiz, 22).

Nota: el cernedero es un lienzo que se coloca sobre la boca del cociol para cubrir la ropa que se ha introducido.

3.8 Una manera de hacer la colada.

En una caldera se deposita la ceniza y se pone a calentar. Cuando el agua está hirviendo, este producto que llaman lejía, se vierte sobre el cernedero dejando la ropa en el cociol de diez a doce horas; pasado este tiempo se aclara bien y se pone a secar.

3.9 Otra manera de hacer la colada.

Se tamiza la ceniza, que ha de ser de buen carbón o de leña de encina; se echa la mitad en el cernedero y la otra mitad en una caldera de agua hasta que hierva bien y de seguida con un cazo grande, o un caldero se echa poco a poco sobre el cernedero. Para que la ropa esté en mejores condiciones conviene echar sobre ella uno o dos calderos de agua templada. (Carretero, 121).

Este autor también dice que la ropa debe estar en el cociol diez o doce horas; tanto para que se vaya enfriando como para que la lejía (repito, mezcla de agua y ceniza) ejerza bien su acción.

3.10 Tercera manera de hacer la colada.

Esta manera es muy similar a la anterior, pero añade otros trabajos.

La colada se hace ordinariamente como sigue: en un colador, generalmente una cubeta de madera, con un agujero lateral cerca del fondo (lo que nosotros llamamos cociol) se pone la ropa pieza por pieza lo más extendida posible. Se cubre la tapa o boca del colador con un lienzo fuerte y sin agujeros, y sobre ese lienzo se pone ceniza vegetal reciente y limpia de carbón. Entonces se echa agua caliente sobre la ceniza. El agua disuelve los álcalis que hay en la ceniza, se filtran a través de la ropa y la limpian. El agua o lejía que sales del colador (cociol) se recoge, se calienta de nuevo y se vierte otra vez sobre la ceniza del cernedero. La operación se repite durante diez o doce horas, según la cantidad de ropa, su clase, la suciedad que tuviera, etc. (Ascarza 47).

3.11 ¿Qué cantidad de ceniza se utiliza?

Las mejores cenizas son las de sarmiento y juncos, y después las de abeto, árboles frutales y olmos; que la cantidad de ceniza que se emplea debe ser una décima parte del volumen de ropa (Yeves, 56).

3.12 El azulete

Después de la colada la ropa queda a veces con un matiz amarillento, que desaparece por la acción del sol o sumergiéndolo en agua donde se haya dispuesto unas bolitas de añil, y secándola después. (Ascarza, 50). Este producto lo hemos conocido hasta el último tercio del siglo XX con el nombre de azulete.

3.13 Otra utilidad del cociol es elaborar “el lejío”. Se coloca en el cociol una capa de ceniza y otra de cal y así sucesivamente. Y se rocia lentamente con agua. El líquido que sale por la espita es lo que llamaban lejío, un producto altamente cáustico que podía quemar la ropa y por tanto, se usaba con precaución en los lavados sencillos, es decir, cuando no se hacía un lavado general o de colada.

3.14 Composición y repaso de la ropa

Hecha la colada la siguiente operación es la composición y repaso de la ropa, y es el ama de casa la que debe saber no solo componerla con destreza, sino coserla de nuevo, para ahorrarse muchos gastos.

¿Es importante el repaso de la ropa?

El repaso y compostura de la ropa es una de las obligaciones más importantes del ama de casa y a cuyo aprendizaje deben las niñas dedicarse con esmero, cualquiera que sea su posición (Calleja, 68).

Por otra parte, la mayor duración de la ropa que se obtiene remendándola representa una economía considerable y de aquí la indiscutible utilidad del repaso de aquélla (Ruiz, 22).

3.15 ¿Qué debe tenerse presente en la composición de la ropa?

Que los remiendos deben hacerse con la misma ropa y color; para lo cual, al comprarse la tela nueva, se tomará algo más, y que los rotos (se llamaban sietes) se compondrán enseguida para evitar el que se hagan mayores, pues quien no compone gotera, compone la casa entera. (Vivéns, 25).

Otro autor rechaza la tela nueva aunque sea del mismo color.

Cuando haya necesidad de substituir parte de la prenda, debe ponerse ropa usada, aunque en buen estado y no nueva, y que debe zurcirse apenas se observe que está muy gastada, es decir, antes de que se rompa por completo. (Ruiz, 22).

3.16 El planchado




                       Dos modelos de planchas antiguas. Foto Paco Arroyo


La noche anterior a la plancha debe mojarse la ropa con agua y almidón, se lían bien las piezas, se separan por grupo, según la clase, y luego se colocan en un banasto. La plancha no ha de estar muy caliente y los días deben ser los viernes. (Vivéns, 26).

 3.17 ¿Qué enseres hacen falta para planchar?

Una mesa grande, con tablón grueso forrado de tela para evitar el tener que poner de mullido una manta ya usada; dos o tres planchas de hierro de distintos tamaños, una de ellas con bastante punta, una hornilla para calentarlas (Carretero, 124)

BIBLIOGRAFIA

ASCARZA Victoriano: La niña instruida. Madrid, s.f.

CARRETERO Antonio: Principios de higiene y economía doméstica, Burgos, 1896.

CALLEJA Saturnino (Editor): Tratado de higiene y economía doméstica. Madrid, 1901.

GUERRA Liberato: Lecciones de economía y de higiene doméstica, Barcelona, 1910.

RUIZ ROMERO J. y MUNCUNILL M.A.: Nociones de economía e higiene domésticas, Barcelona, 1898.

SÁNCHEZ, Juan F.: Ligeras nociones de higiene y economía doméstica, Madrid s.f.

SURÓS, Antonio: Lecciones de higiene y economía doméstica. 1880

VIVÉNS, Francisco: Nociones de higiene y economía doméstica, Valencia, 1899.

YEVES, Carlos: Principios de higiene y economía doméstica, Madrid , 1902.

 

jueves, 5 de noviembre de 2020

La clara sonrisa: Antonieta

No se puede entender la música en Fuenterrobles sin Antonieta.

No se puede entender el folklore de Fuenterrobles sin Antonieta.

No se puede entender Fuenterrobles sin Antonieta.

Hoy, que es su cumpleaños, la quiero felicitar con las mismas palabras que le dediqué en el escenario del patio de las escuelas el día que la nombraron hija predilecta de la villa de Fuenterrobles.


A María Antonieta


Ni las esbeltas palmeras

de la Huerta de Alicante

cuando suave las cimbrea

el sanjuanero levante

a la luz de las hogueras

tiene la gracia y donaire

de las manos que tu tienes

cuando hilvanan estrofas

con las coplas y las jotas

de esta tierra generosa.


Ni las recias carrascas

que emergen orgullosas

en campos fuenterrobleños

con mil años de garfios

en las profundas entrañas

tienen la fuerza y firmeza

de la voz que tu tienes

cuando esparces a los aires

más que canciones de amor, 

pedazos de un corazón.


Ni los floridos naranjos

de los campos valencianos

cuajados de azahares

que iluminan vergeles

de hortelanos primorosos

tienen la clara sonrisa

y el semblante hermoso

de la estampa que tu tienes

cuando alumbra tu estela

nuestra calles y plazuelas.


Ers la gracia de la palmera.

Eres la firmeza de la carrasca.

Eres la luz del naranjo.


Eres ... ¡María Antonieta!



 










        Antonieta Gómez Pérez,

        "la de la clara sonrisa".